Café Tacvba: un segundo unplugged llevado a lo más alto de la calidad sonora.
Una noche mágica, llena de calidad sonora, enaltecida por una complicidad absoluta entre músicos y público, 8:45 de la noche y la realidad se transformó en una fantasía artística fuera de lo común, sonaron los primeros acordes de la noche con María y el júbilo de los asistentes hizo estallar ese planeta llamado Auditorio Nacional que en su escenario recibió el talento y toda la esencia del Café Tacvba.
Los aplausos y las ovaciones fueron ensordecedoras desde el comienzo y la actitud y la entrega de Joselo, Meme, Quique, Rubén y compañía estuvieron todo el tiempo a la altura del compromiso que implica ser una de las bandas más importantes en la historia del rock hispanoparlante.
Los siguientes turnos al setlist fueron para Diente de León, la siempre exquisita Trópico de Cáncer, y las bautizadas por Rubén como viejitas pero bonitas: El Metro, El Ciclón y Bar Tacvba.
Los arreglos con la orquesta fueron espectaculares y el cómplice perfecto para esa gran sonorización fue el coloso de reforma, se podían distinguir todos los sonidos de manera muy clara, el arpa, los violines, el trombón, la trompeta y por supuesto el bajo, guitarra, teclados, batería y voz.
Acompañados por la banda Bronces de Oaxaca entonaron La Muerte Chiquita, Olita del Altamar y una poderosa versión de Futuro.
El repertorio con orquesta abrió con El Aparato una de las mejores canciones de la banda perteneciente a aquel disco de 1994 titulado nada más y nada menos que Re.
Enseguida esas 10,000 almas presentes tomaron la voz para el comienzo de Las Batallas y desataron la locura total con Rarotonga, después de la tormenta llegó la calma y con una sublime interpretación de Esa Noche todos se volvieron amantes de la soledad.
No sé sabe aún como es que tantos sonidos tan distintos pueden ancajar de manera tan perfecta para crear una canción que además se llame Chilanga Banda, un disfrute total, un gozo lleno de baile y canto se vivieron en una noche que no pudo haber sonado mejor.
El recital erizó la piel de todos y cada uno de los presentes llegó a su climax con la impresionante Volver a Comenzar dónde se pudo percibir hasta lo más alto la aportación de los arreglos de la orquesta y que fueron seguramente mandados por los mismísimos dioses del Olimpo de los instrumentos musicales.
Con el comienzo del final llegaron las milticoreadas Aviéntame y Eres en la voz del gran Emmanuel del Real y aquella canción himno eterno del Café Tacvba que desató todas las emociones posibles y hasta imposibles: El Baile y El Salón que seguramente tuvo los decibeles más grandes del recital.
Cuando todo parecía haber acabado los satelucos regresaron acompañados del Duo Huasteco para entregar una bella versión de Ojalá Que Llueva Café y asi poner un broche de oro al gran concierto que perdurará toda la vida en aquellos afortunados en vivirlo.
Algún tiempo le quedé inmóvil, solo me quedo el zumbido de la luuuuuuz…