Obesidad, un costoso problema de salud en México
La obesidad, enfermedad con consecuencias sociales, físicas y psicológicas, es un problema mundial que actualmente afecta a 800 millones de personas y de no tomarse medidas preventivas en 2035 más de la mitad de la población del planeta será obesa, advierte la Organización Mundial de la Salud.
México tiene un grave problema de salud pública: el 70% de sus 129 millones de habitantes sufre de sobrepeso y una tercera parte de obesidad. Estas condiciones no solo provocan enfermedades como la diabetes y la hipertensión, sino que también implican un mayor gasto para los pacientes y el sector salud. Según la Secretaría de Salud, los pacientes con sobrepeso u obesidad gastan en promedio un 25% más que el resto de la población en su atención médica, mientras que el sector salud debe destinar anualmente más de 200 mil millones de pesos para atender las complicaciones derivadas de estas condiciones.
La OMS define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede perjudicar la salud. Se trata de una enfermedad multifactorial que debe ser atendida por especialistas como psicólogos, médicos y nutriólogos, quienes explican la importancia de la prevención y la atención.
Enfermedad multifactorial que requiere una atención multidisciplinaria.
En el Marco del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), la nutrióloga Verónica Ortega Campos, explica que las alteraciones o desórdenes graves relacionadas con la alimentación (en exceso o mínima), que el cuerpo requiere para funcionar de acuerdo con su edad, estatura, ritmo de vida, son consideradas como TCA. La obesidad puede llegar a ser un trastorno; sin embargo, “es una enfermedad multifactorial que requiere de un tratamiento multidisciplinario”.
“La obesidad puede generarse por cuestión genética, metabólica, biológica, social y psicológica. No puede englobarse por completo en un TCA ya que no siempre tiene que ver con una ingesta descontrolada o excesiva de alimentos, relacionada con una imagen distorsionada de su cuerpo. No todas las personas obesas tienen un TCA. De ahí la importancia de ser atendidas por especialistas y así detectar su origen y en consecuencia aplicar el tratamiento requerido”, señala la especialista del Hospital D’María.
Los TCA más comunes son anorexia, que es la restricción de ingesta de alimentos, por una percepción alterada de su imagen corporal. La bulimia, ingesta descontrolada de alimentos y luego se provoca vómito. Los pacientes con este trastorno tienen una percepción alterada de su cuerpo (dismorfia), miedo excesivo a bajar o subir de peso y cuidan en extremo la alimentación, explica la nutrióloga Verónica Ortega.
En México se registran al año 22 mil casos de TCA, principalmente en jóvenes de entre 13 y 19 años. Destacan la anorexia nerviosa, la bulimia y comer compulsivamente, que afectan más a las mujeres que a los hombres, en proporción de nueve a uno, de acuerdo con la Secretaría de Salud. Resalta que hasta el 10% de los mexicanos tiene algún grado de TCA y el 1% tendrá afectaciones severas.
Importante, cómo me veo, no cómo me siento.
La obesidad desencadena enfermedades y afecta emocionalmente; sin embargo, el 60% de las personas que acuden con un nutriólogo es por cuestión estética, “les preocupa cómo se ven” y el 40% acude por que ya tiene alguna enfermedad como diabetes o hipertensión y el médico le dijo que requiere una dieta especial”, comenta la especialista en nutrición y ciencia de los alimentos.
Destaca la importancia de aprender a comer, a través de una educación nutricional, que es la base para evitar, controlar o superar la obesidad, y de ser necesario acompañada de un apoyo psicológico. “Es importante enseñar al paciente cómo consumir las vitaminas y minerales de los alimentos, con base en sus necesidades energéticas, historial clínico, actividades y complexión, ya que la mala elección y preparación de lo que come, influyen en la obesidad y en consecuencia en su salud”, reitera Ortega.
La especialista del Hospital D´María asegura que una buena nutrición también es la mejor prevención contra enfermedades crónicas. Asegura que el 70% de los casos que atiende se pudieron prevenir a través de una alimentación saludable.
“La nutrición saludable no significa restringir alimentos, se trata de comer de manera saludable, aprendiendo a combinar las proteínas con vegetales, además de las recomendaciones ya conocidas como tomar de 2.5 a 3 litros de agua al día, evitar jugos y alimentos procesados y realizar 30 minutos de actividad física”.
“¿Qué se puede comer? De acuerdo con el plato del buen comer 2023: frutas y verduras (en mayor cantidad), cereales como arroz, pastas integrales, papas, tubérculos, proteínas vegetales (lentejas, frijoles, habas), productos de origen animal como pollo, pescado, atún, yogurt, queso y demás derivados lácteos, estos últimos fuente de vitaminas y nutrientes para el organismo.
Empresas como Lyncott Alimentaria ocupadas por el bienestar y la salud de las personas han incorporado productos reducidos en grasa a su catálogo de alimentos saludables. Eduardo Madrazo, gerente de mercadotecnia de Lyncott, afirma que la industria alimentaria debe estar a la vanguardia y ofrecer productos de calidad que contribuyan a una vida saludable para las personas.
Otras marcas con líneas saludables en el país son AdeS, San Rafael, Holanda, Aires del Campo y la multinacional Unilever.
Mente y cuerpo sanos.
Tristeza, melancolía, inseguridad y en casos severos ansiedad y depresión, caracterizan a las personas con obesidad, aunque en ocasiones se presentan como chistosos y risueños y pocas veces expresan su incomodidad por su aspecto corporal.
En México se tiene la costumbre de compensar todo con alimentación, en especial con los niños, lo que es un detonante para desarrollar obesidad, además de una alimentación alta en carbohidratos o comida chatarra, lo que también afecta a nivel neurológico, al no recibir los nutrientes para que el cerebro trabaje adecuadamente.
Los Trastornos de Conducta Alimentaria también están relacionados a sobrepeso y obesidad, de ahí la importancia de que un paciente con obesidad sea tratado también por un psicólogo para “descubrir” el origen de su ingesta descontrolada que por lo general trata de llenar vacíos emocionales, asegura la psicóloga clínica Nayelli de la Cueva.
Por ello, se aborda al paciente con un tratamiento cognitivo-conductual que consiste en ayudarlo a modificar sus pensamientos, sentimientos y comportamientos negativos hacia la comida. “Es importante descubrir qué no le gusta de su cuerpo y qué quiere modificar y de esta manera desarrollar herramientas para hábitos saludables, ya que si tu mente no está sana difícilmente le das ese tratamiento a tu cuerpo”.
Los pacientes se pueden recuperar cuando toman conciencia de que tienen un problema y desean trabajar en ello. Por lo general los adolescentes y adultos jóvenes logran completar un tratamiento psicológico, pero un 40% abandona el proceso, porque no tienen el compromiso o quieren ver resultados inmediatos.
En conclusión, una dieta por sí sola no acaba con la obesidad en la mayoría de los pacientes, algunos requieren además apoyo psicológico que les brinde las herramientas para seguir adelante, dice la especialista.
El Hospital D´María, a través de la Clínica del Metabolismo, cuenta con profesionales para una atención multidisciplinaria y personalizada para atender al público en general que requiere mejora su salud integral.