El Carretón del Desierto llegará a salas de cine

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El paisaje del desierto es testigo de la vida entrañable de Kasia, originaria de Polonia, Jaime, originario de España, y sus marionetas, quienes recorren largas distancias del norte de México con ayuda de sus caballos y mula. Ese es su hogar, el camino. Esta historia es la que retrata el cineasta y productor Jorge Prior en su largometraje documental El Carretón del Desierto.

A través del verdor cactáceo, el azul cerúleo del cielo y el horizonte especular de zonas como San Luis Potosí, Durango, Zacatecas y Coahuila los cómicos errantes 一como se hacen llamar Kasia y Jaime一 viajan para llevar a las rancherías más alejadas espectáculos de títeres que deleitan a niñas, niños, jóvenes y adultos de distintas comunidades, pues es el sueño de ambos apostar por una vida libre, dedicada al teatro, autónoma y autogestiva.

Kasia y Jaime se conocieron en un curso en la India, luego de estar brevemente en España, llegaron a territorio Wirikuta, una de las zonas más sagradas de la cosmogonía de los indígenas wixarika. Jorge Prior se enteró de ellos por una noticia en el periódico La Jornada, entonces comenzó una búsqueda para encontrarlos. Luego de tener contacto con ellos, realizó ocho viajes con un reducido equipo de cámara, sonidista y asistencia para acompañar a la pareja en las funciones, compartir la fogata y recorrer sus andanzas. Además de recopilar testimonios, Prior tuvo la idea de que sus marionetas también relataran parte de su historia, por ello, se vuelven parte indispensable del documental, pues podemos disfrutar de puestas en escena que tienen como escenario el paisaje mexicano que se conjuga con diálogos poéticos, filosóficos y oníricos.

La familia Nudo, como nombran a sus títeres, los acompañan en sus viajes, ya que de esta manera han encontrado su sustento y desarrollo como actores. Esta familia se originó cuando Kasia y Jaime recorrían las montañas y valles a pie, con una mochila al hombro, en la que llevaban solo un títere. Tiempo después decidieron hacerse de sus herramientas para poder vivir de su pasión, así fue como encontraron cobijo en la presa de Santa Gertrudis, en donde una pareja de ancianos los adoptaron y les enseñaron distintas habilidades para cuidar a los caballos y conseguir o elaborar sus propios alimentos. Aunque vivir de lo que les apasiona no fue sencillo, al principio, para poder estar México debían regresar por temporadas a Europa para trabajar en bares, ahorrar y luego volver al territorio mexicano para estar más despreocupados; sin embargo, se percataron que no eran del todo felices, necesitaban dedicarse plenamente a su vocación artística.

Después de decidir vivir en México, los retos siguieron presentándose para ellos, Kasia relata que en un inicio lloraba de hambre, pues había una gran incertidumbre de si pronto podrían encontrar dónde comer, pero poco a poco descubrieron que el paisaje también era generoso con ellos en cuanto a alimentos y que cada vez que daban alguna función los lugareños los ayudaban con alimentos o algunas monedas.

Gracias a la sensibilidad de Prior, la fotografía de César Gutiérrez Miranda, Saúl Osornio y Rodrigo Rodríguez, y la música original de Pedro Gilabert, este documental crea un remanso dulce y fresco que dista de las historias que comúnmente se narran de los estados del norte de México; aquí, acudimos el encuentro entre los seres humanos que comparten, a partir del arte, sus emociones, los conocimientos ancestrales y pensamientos para crear comunidad y aprender de los ciclos de la naturaleza, de la cual son parte.

Kasia, Jaime y toda su familia resisten en su vocación y emprenden cada día el camino para evitar la melancolía que suscita la espesa belleza del horizonte.

El Carretón del Desierto llegará a salas del circuito independiente de exhibición el próximo 15 de marzo del 2024, además, Kasia y Jaime ofrecerán algunas funciones y talleres especialmente dirigidos a las infancias.

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