La remisión de la diabetes no es lo mismo que una cura

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La diabetes es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa en sangre. En la diabetes tipo 2, que es la más frecuente, el cuerpo no produce suficiente insulina o las células del cuerpo no responden adecuadamente a ella, lo que se conoce como resistencia a la insulina.

Jacqueline Alcántara, educadora en diabetes de Ultra-Fine, explica que “persiste de por vida y su evolución es progresiva porque trae consigo una serie de complicaciones a la salud si no se maneja adecuadamente. La afirmación de que la diabetes tiene cura puede ser engañosa o malinterpretada en algunos contextos”.

La remisión de la diabetes es un período de tiempo en el que los niveles de azúcar en sangre se normalizan sin necesidad de tomar medicamentos. Se dice que la remisión es total si el nivel de glucemia en sangre es inferior a 100 mg/dl y la hemoglobina glucosilada está por debajo del 5,8% al menos en dos determinaciones. La remisión es parcial si el nivel de glucemia está entre 100 y 125 mg/dl y/o la hemoglobina glucosilada entre 5,8 y 6,4%. La remisión es prolongada si esta normalización de los niveles de glucosa dura más de 5 años.

El término “remisión” implica que una persona con diabetes podría necesitar apoyo continuo para prevenir una recaída, incluyendo cambios en el estilo de vida y un monitoreo con regularidad para permitir el tratamiento si regresa el nivel alto de glucosa en sangre. A diferencia de una “cura”, que sugiere que todos los aspectos de la diabetes están completamente normalizados y que no se necesita seguimiento clínico, atención ni manejo para prevenir una mayor hiperglucemia y otros riesgos para la salud asociados con la diabetes.

“Es importante que las personas comprendan la diferencia entre controlar la diabetes y curarla. Es un tema complejo que requiere orientación médica, así como el tratamiento integral de la diabetes en sí, por lo que la educación en diabetes es fundamental para no caer en mitos o malinterpetación de conceptos, como ‘reversión’, ‘resolución’, y demás términos que no son exactamente sinónimos, pues tienen otras implicaciones que pueden impactar seriamente en la salud del paciente”, agrega la educadora en diabetes.

Cuando se vive con diabetes, la mejor y más efectiva manera de manejarla para llegar a niveles glucémicos saludables es por medio de alimentación balanceada, activación física, manejo de las emociones y tratamiento farmacológico, todo ello supervisado por el médico y equipo de profesionales de la salud. Cuando el paciente se hace responsable de su condición y participa activamente en su manejo, se logra un autocuidado efectivo que suma a esta vigilancia y favorece el pronóstico de la enfermedad.

Hasta el día de hoy, la aplicación de insulina sigue siendo el tratamiento óptimo de la diabetes, de cualquier tipo, por lo que es ampliamente recomendado su uso en etapas tempranas. Si ya ha sido indicada, es preciso aplicarla bajo una técnica correcta de inyección, lo que implica uso de agujas ultra finas y cortas para que la insulina se deposite en el tejido subcutáneo (que es donde debe actuar), rotar los sitios de inyección, no reutilizar los dispositivos, entre otros aspectos.

“Por ningún motivo se deben suspender los medicamentos deliberadamente, ya sean orales o inyectables ni de ningún tipo. Siempre se debe de seguir el consejo médico y de profesionales de la salud para proceder en cualquier tipo de ajuste o cambio necesario en el tratamiento”, enfatiza Alcántara.

No existen dos casos iguales de diabetes, por lo que probablemente no todos los pacientes alcancen un estado de remisión, sin embargo, tomar medidas preventivas y de tratamiento personalizadas a cada individuo significarán una mejoría en sus niveles de glucosa que traerá consigo mayor salud y bienestar general.

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