
Resulta curioso cómo a raíz de una problemática como la guerra social y política que ha azotado a Túnez durante los últimos años, se pueda realizar una cinta cómica con tintes dramáticos, visibilizando las barreras sociales que pueden limitar a toda una población, víctimas de decisiones gubernamentales.
Por ello es probable que esta proeza sea la que hizo que Tardes en el Diván se volviera acreedora al premio del público en el Festival Internacional de Cine de Venecia. Situación que provocó que dicha cinta comenzará a acechar pacientemente las salas de cine.
Este es el precedente de una película que llega a nuestro país contándonos la historia de Selma (Golshifteh Farahani), una psicoanalista que tras estudiar y graduarse en Francia, decide mudarse a Túnez con la intención de abrir un consultorio que le permita ejercer su vocación, aún cuando esto significa hacerle frente a una sociedad que recién libró una guerra social y política, lo cual llenará de baches el camino profesional y personal de Selma.
Lo sorprendente es que aún cuando la trama aparenta una sencillez argumental, el largometraje es un interesante trabajo dividido en varias líneas narrativas. Así es como no solamente tenemos la idea principal de la cinta, en la cual Selma debe sortear una enorme cantidad de inconvenientes que forman parte de su odisea, sino que también te cuenta el proceso personal de sus pacientes, los cuales deben combatir a sus demonios internos.
Esto último es lo que permite a la película juguetear con el drama y la comedia, ya que los pacientes de Selma sirven dentro de la cinta para generar gags cómicos que aligeran bastante la cinta, pero también consiguen reflejar la visión de un país que se ha visto en malos momentos gracias a las problemáticas sociopolíticas del país
Todo esto crea un mezcla muy peculiar que brinda de personalidad al filme, consiguiendo de forma acertada escenas divertidas que surgen de una burla sutil a ciertos clichés de películas, a los cuáles exponen dentro de su propio universo fílmico, demostrando un trabajo acertado de la directora Manele Labidi a la hora de ejecutar su trabajo detrás de cámaras.
También cabe destacar la actuación de prácticamente todo el cast, ya que gracias a ello es que las situaciones planteadas en el largometraje funcionan tan bien, y también es gracias a esto que los personajes son tan vívidos y memorables aún cuando su tiempo en pantalla no es el más extenso.
Por ello, Tardes en el Diván resulta una tentadora opción para ver en salas en su prometedor arribo a la cartelera.