Estremécete con «Lazos de Familia»

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Por Martín López González

Para vivir hay que trabajar, y para trabajar muchas veces  hay que hacer sacrificios, mismos que a pesar de su naturaleza conflictiva, no nos aseguran tener una buena vida. De hecho, no es seguro que tengamos tiempo de vivirla.

Quizá porque solemos creer que aún cuando los conflictos se nos salen de las manos, tenemos el control sobre ellos, aunque en realidad nos hundimos cada vez más en un bache que parece no tener fin.

Justamente la cinta Lazos de Familia va un poco por esta línea, y para ello nos cuenta la nada extraordinaria vida de Ricky (Kris Hitchen), un padre de familia muy trabajador que tras la crisis que atacó su país, se ha visto en la necesidad de saltar de un trabajo a otro, impulsado por la necesidad de sacar adelante a su familia.

Pero aún en este desalentador paisaje, Ricky consigue un trabajo que parece ser el adecuado para arreglar el rumbo de su vida, y de está manera regresar a lo que era su vida antes del caos.

El problema es que no lo es. De hecho, este nuevo empleo solo lo empeora todo, orillando a Ricky y su familia a un abismo repleto de caóticas discusiones, puntos de quiebre e hirientes momentos.

Y es que pareciera que los conflictos son el motor que rigen la marcha de este largometraje, que irónicamente se vuelve cada vez más sólido a la par que las peleas y los problemas se presentan de manera más frecuente. Tornando al largometraje en una especie de filme fatalista que recuerda por momentos al neorrealismo italiano.

Ken Loach  busca entregarnos una cinta que lejos de presentar una historia esperanzadora o de superación, nos acerca ha una visión más decadente de la vida, lo que desemboca en una peculiar narrativa que no va subiendo la nota hasta llegar a lo más alto, sino por el contrario, busca bajar poco a poco hasta encontrase en el punto más bajo, donde todo es más oscuro.

Por ello es que los momentos felices existen dentro de la película, pero prontamente se ven opacados por alguna riña, convirtiéndolos en un recuerdo lejano perdido en el mar de problemas que representa. Así es como el director nos entrega una pronta reflexión que nos incita a cuestionar el rumbo de nuestra propia vida. Recordándonos que siempre debemos tratar de vivir, pero para ello tenemos que trabajar mucho, aunque haya que hacer sacrificios que muchas veces parecen no tener un porqué.

 

 

 

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