«¡Nop!» de Jordan Peele muestra las consecuencias de la ambición humana
La esperada cinta “¡Nop!”, del aclamado Jordan Peele, quizás se pueda concebir dentro del género del horror, en el cual este director se ha interiorizado de una manera distinta con películas como “Huye” o “Nosotros” que han sido muy bien recibidas por el público. Sin embargo, para esta nueva entrega trata de dar un enfoque distinto a su historia, basado más en el misterio y en el suspenso.
La historia se localiza en el árido desierto de Valle Santa Clarita, en donde los hermanos OJ Haywood (Daniel Kaluuya) y Emerald Haywood (Keke Palmer) se enfrentan a una grave crisis económica debido a que su empresa de caballos para películas se ha venido abajo por lo complicado de utilizar animales dentro de los sets de grabación.
Muy cerca del rancho de los hermanos Haywood se encuentra Jupiter’s Claim, un parque con temática del oeste dirigido por Ricky “Jupe” Park (Steven Yeun), quien fue una estrella infantil de televisión con una trágica historia de la que lleva años queriendo escapar.
La vida de estos lugareños cambiará cuando se enfrenten a un ente desconocido que acecha los cielos en busca de seres vivos para capturar. Tanto los hermanos Haywood como Ricky, intentarán sacar ventaja de estas extrañas apariciones sin saber con exactitud a qué se están enfrentando.
La cinta retoma mucha inspiración de cintas basadas con encuentros extraterrestres como por ejemplo “Señales, 2002”, en donde poco a poco diferentes pistas comienzan a revelar una verdad sobre lo que ocurre con las desapariciones de caballos y los cambios meteorológicos del lugar.
Sin embargo, lo verdaderamente interesante es cuando la cinta da un giro inesperado hacia un ser en específico que acecha la zona como un “animal” más que como un grupo de seres con tecnología. Es en este punto cuando la historia se torna alrededor de un enfrentamiento con un ser extraterrestre casi al estilo de películas como “Anaconda” o “Tiburón”, en donde un grupo de personas busca la manera de confrontar al animal, solo que a un nivel más extraterrestre.
Con esa base, la cinta comienza a volverse algo interesante y te adentra en una tensión que va muy de la mano con los sonidos más que de las imágenes, porque en realidad no se ve mucho del ente más que al final, de hecho gran parte de la película la figura es una nube. El sonido pasa de ser un silencio total a un gran estruendo que altera tus sentidos y te pone en alerta, y aunque para algunos ello sea chocante, funciona bien para adentrarse en la historia.
A pesar de las notables diferencias que existen entre los hermanos Haywood y Ricky, podemos observar que comparten muchas similitudes al querer sacar ventaja de la situación que azota a la región, sobre todo porque ambos buscan algún beneficio “económico” derivado del monstruo espacial, sin medir las consecuencias que esto puede traer a sus vidas.
Es con esto en donde podemos encontrar una especie de “crítica” enfocada hacia la manera en que los seres humanos son capaces de explotar a los seres vivos con tal de obtener algún beneficio económico, el cual llega al grado de meterse con lo desconocido y explotarlo sin medir las consecuencias de sus acciones.
A lo largo de la cinta, recurrentemente se repite el argumento de los peligros de someter a la naturaleza a beneficio propio con diferentes animales como un chimpancé, los caballos para finalizar con el ente extraterrestre, quienes los someten a un punto de estrés que terminan por explotar.
Probablemente, esta no sea la mejor entrega de Peele, pero es innegable que hay solidez con lo que plantea, a pesar de que no es una historia extraordinaria o con muchos giros, podemos encontrar diferentes enseñanzas que tienen que ver con el comportamiento humano y sus ambiciones, las cuales pueden llegar a un punto tal de querer dominar incluso a lo desconocido y poder sacar ventaja de ello.