Boogeyman, ¿otra compleja adaptación de Stephen King?
Uno de los autores favoritos para adaptar sus textos al cine es Stephen King, el rey del horror. Sin embargo, una gran cantidad de esas producciones carece de las atmósferas horríficas que el nativo de Maine imprime en sus historias, usualmente protagonizados por niños o adolescentes, que sufren lo indecible ante presencias sobrenaturales en plena modernidad. Desde Carrie de Brian Palma hasta Eso de Andy Muschietti, cada una de estas películas pasa por el escrutinio de los fans, que difícilmente las aprueban.
Si bien los lenguajes literario y cinematográfico son diferentes, se percibe la falta de tino en directores que de manera somera toman una historia y la trasladan al Séptimo Arte con su propia visión. Por ejemplo, el propio King aprendió a cerrar la boca sobre este desacuerdo, cuando Stanley Kubrick presentó su versión de El Resplandor que no gustó a Stephen. Pero King no era tonto, comprendió rápido que si quería obtener jugosas ganancias vendiendo los derechos literarios para filmar sus obras, requería dejar de pelearse con los estudios y los realizadores. Pocas han sida las adaptaciones que el propio King ha aprobado, la más reciente, Eso, de Muschietti.
Así, llega hoy a las de cine, Boggeyman: tu miedo es real, bajo la dirección de Rob Savage, que, tristemente, cae en las pocas óptimas adaptaciones de los libros del escritor. Se percibe casi nada del cuento en que está basado (del mismo título, perteneciente a la antología El umbral de la noche), yéndose por una vía repleta de clichés. Es raro que el subgénero del horror no repita una y otra vez las mismas ideas, sin embargo, es labor de los creativos contar el mismo chiste pero revolcado, barnizándolo de otro tono, con actuaciones diferentes. Nada de esto sucede en Boogeyman.
Por momentos, la idea central sobre que la oscuridad puede ser por sí misma una entidad viva y aterradora es destacable, ya que, como lo propone el cuento, el término oscuridad es un miedo primitivo, muy diferente para cada ser humano. A pesar de que el filme protagonizado por Chris Messina y Sophie Thatcher goza de esa premisa, conforme avanza la trama propone a una fuerza malévola uniforme, de ojos rojos y salvajismo animal, lo que impide al público formar su propio concepto de El hombre del saco (o el Coco).
Como en otros películas, aparecerán en escena el padre afligido por la muerte de su esposa y las hijas en crisis, surgirá un extraño que de buenas a primeras pasará esta maldición de un punto a otro, mientras que algún veterano o veterana entrará a media cinta con la fórmula mágica para salvar el día. Los diálogos son obvios, como si los guionistas hubieran botado a la basura el texto de King y hubiera «mejorado» las conversaciones entre los personajes. Boogeyman es tediosa, corta pero sin chiste, de inmejorable marketing. Filmes actualmente en cartelera como la brutal Evil Dead o la extraña pero mesmerizante, Skinamarink, superan con creces esta propuesta. Pero alegrémonos por King quien se embolsó unos buenos dolaritos por prestar su nombre al material promocional de Boogeyman.