John Oates en busca de su Karma Carrera

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John Oates y Porsche tienen una fuerte conexión: el músico nació en abril de 1948, el mismo año que el primer deportivo de la marca, el 356 «Nº 1» Roadster. En 2023, tanto Oates como Porsche están celebrando su 75º aniversario. A partir de la década de los 70, el estadounidense alcanzó fama mundial como parte del dúo Hall & Oates, dejó su huella en el mundo de la música y aún hoy se mantiene en activo. Es su pasión, su arte. Constantemente se reinventa, como Porsche.

Cuando tenía cinco años, el actual miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll vio por primera vez un Porsche 356. Este fue el principio de una relación que duraría toda la vida. Más tarde, cuando su curva de éxito musical apuntaba hacia arriba, materializó esa pasión. «Acababa de ganar mi primer dinero en la industria musical y pasé por delante del concesionario Porsche de Beverly Hills. Allí vi un 911 Turbo», recuerda, «rojo, con llantas BBS doradas. Acabé recorriendo con él todo el país dos veces».

El grupo Hall & Oates, que fundó junto a Daryl Hall, es uno de los dúos musicales más conocidos de todos los tiempos. Producen éxitos mundialmente conocidos, como Maneater, Out of Touch o Private eyes. Han vendido unos 40 millones de álbumes a lo largo de cinco décadas. Durante una gira por Alemania, a principios de los 80, la fascinación de Oates por Porsche alcanzó su punto álgido cuando conoció al piloto Richard Lloyd. «A él le encantaba la música y a mí las carreras», dice Oates. Lloyd organizó una visita a la fábrica de Stuttgart-Zuffenhausen, donde Oates conoció a un empleado del departamento de pedidos especiales. Aprovechó la oportunidad para personalizar un 911 Carrera 3.2 nuevo según sus propias especificaciones, y lo encargó con un acabado de pintura en blanco perla, llantas Fuchs negras y un interior de cuero en gris tórtola.

El Carrera perdido
Oates disfrutaba viajando en aquel 911, en el que incluso llevó a su ahora esposa Aimee en su primera cita. Los recuerdos se forjan en torno al auto. Años más tarde, cuando está reduciendo su colección, decide que ha llegado el momento de deshacerse del Carrera. Algo de lo que, más tarde, se arrepentiría. Pero en su búsqueda del 911 no encuentra rastro de él. Pasan muchos años y Oates continúa cantando en solitario. Y, siempre en sus pensamientos, el Carrera perdido.

Ahora conduce otros modelos Porsche con su esposa Aimee. La colección de Oates incluye un 911 S fabricado en 1967 y un 911 Turbo (964). Aimee adquirió recientemente un Macan GTS en color verde Python. «Soy diseñadora floral», explica, «el color me sienta bien». Su Macan también transporta plantas para lo que su marido llama «el jardín mágico inspirado en el zodiaco» que rodea su casa a las afueras de Nashville, Tennessee.

Para su 25º aniversario, la pareja decide que el mejor regalo que pueden hacerse es llevar a cabo una donación. Así que entregan un Tiga SC84 Sports 2000, un auto de carreras de los años 80, al Amelia Island Concours. «Y cuando regalas algo», dice John Oates, «a veces las cosas vuelven».

Karma Carrera
Poco después, la pareja descubre un Porsche un 911 Carrera de 1984 en una casa de subastas. Según el anuncio es «supuestamente una edición especial para John Oates». Se trata sin duda de su antiguo 911. Oates entra en la subasta, y la puja anónima se convierte en una experiencia angustiosa. Pero el destino les es propicio: vuelven a comprar el 911 con el que tienen tanto en común. «Lo genial es que apenas se ha conducido ni modificado. Es como salido de una máquina del tiempo», dice Oates. Para conservarlo, encargó a Porsche Classic una ligera restauración mecánica. Y le han dado un nombre a su nuevo y viejo 911: Karma Carrera. «Este auto representa nuestro tiempo juntos», afirma entusiasmado. «Un ejemplar único que legaremos a nuestro hijo. Una reliquia».

Hasta entonces, John Oates también se dejará ver con el Karma Carrera en eventos con la comunidad Porsche. «Siento una conexión especial y me encanta formar parte de ella». Cuando quiere desconectar, recorre la vasta campiña de Tennessee. «Para mí, conducir es como una terapia. Salgo temprano por la mañana y me despejo. Sin radio, solo el sonido del auto». Porque incluso eso es música para él.

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