Rodrigo Murray se transforma en Leonardo Da Vinci el hombre,en teatro.
“En 1452 me nació un nieto ilegitimo, que por ley no podrá heredar el oficio de la familia y se desprenderá del linaje de ilustres notarios para convertirse en un observador, un discípulo de la experiencia, un autodidacta de anatomía y botánica, de paleontología y filosofía, de arquitectura y urbanismo, un nieto que será escultor, pintor, ingeniero e inventor; un nieto que desdibujará las líneas divisorias entre ciencia y arte, entre realidad y fantasía, un nieto que buscará trascender en el tiempo con cada obra, hasta su último aliento un 2 de mayo de 1519 a la edad de 67 años en brazos del rey Francisco I de Francia, su último mecenas…”
Se encienden las luces del escenario y aparece un hombre alto, robusto, vestido con bata de seda que de un momento a otro se transforma de un anciano a un joven maduro; se trata de un actor desempleado y ambicioso (Rodrigo Murray), que ante la dura realidad acepta personificar al célebre escultor, pintor, científico y pensador italiano Leonardo Da Vinci, sin saber casi nada de él, por pura necesidad, como confiesa a su representante artístico al principio, sin imaginarse que terminará escribiendo un monólogo teatral en el que se desnudará espiritualmente, al grado de transformarse en el mismísimo personaje, al que conocerá tanto como a él.
Con una enorme estructura que se desdobla conforme avanza la trama, el Leonardo de Rodrigo se muestra humano porque es Murray el que traspasa la barrera entre el personaje histórico y el ser humano con debilidades, dudas e incertidumbre, haciéndolo más accesible a los espectadores, como lo fuera para la sociedad europea del siglo XVI; al mismo tiempo vemos las complicaciones de un actor, por compenetrarse con la celebridad mientras recibe llamadas a su celular de la exesposa, su agente, amigos y cuantos aparecen en los momentos menos apropiados para interrumpir sus ensayos y creación.
Destaca la enorme estructura que funciona como elemento escenográfico, diseñada por el escultor mexicano Sebastián, fabricada según informó Rodrigo de una serie de comprimidos plásticos de diversas densidades forrado de fummy para su manejó más sencillo, que pesa aproximadamente 200 kilos y que Murray desdobla en diversos momentos de la obra de acuerdo a la situación, llegando incluso a solicitar apoyo de 4 personas del público, lo que hace al montaje interactivo.
En esta función especial, para celebrar las 100 representaciones de “Leonardo”, Rodrigo Murray contó con la presencia como madrinas de develación de placa de las actrices Haydeé Boato, Regina Blandón y en representación del Maestro Luis de Tavira que no asistió por cuestiones de salud, la también Maestra y primera actriz Julieta Egurrola, junto con el propio Sebastián quienes brindaron palabras de admiración a Rodrigo Murray y su obra.
Al final el premio más importante para Rodrigo Murray fue un aplauso de un minuto de duración y de pie por parte del público congregado en el Teatro 11 de Julio, donde se presenta todos los lunes a las 20:00 horas, escrita, dirigida, producida y protagonizada por Rodrigo Murray, simplemente imperdible.