Gladiador 2, espectacular y sin corazón

Bajo la dirección del legendario Ridley Scott, estrena Gladiador 2, secuela de Gladiador (2000), que contaba la historia de Maximus (Russell Crowe), un valeroso líder militar que logra imponerse a un tiránico emperador para dar esperanzas de libertad a la Antigua Roma. Ahora, la segunda parte sigue los pasos de Lucius (Paul Mescal), el vástago de Maximus, quien por cuestiones del destino se ve obligado a pelear por su vida en el Coliseo romano.

Espectacular, técnicamente hablando, el filme es entretenido aunque superficial y sin corazón, pareciera una suma de clichés y de imitaciones de la primera entrega, intentando ampliar esta franquicia para las nuevas generaciones. Con la intervención de Pedro Pascal, encarnando al general, Acacio, la historia no logra convencer de todo al espectador por la escasa originalidad del guión, escrito por David Scarpa.

Regresa a este universo, Connie Nielsen como Lucila, tornándose en el eje central, lastimada por un hijo que la niega y tratando de consolidar una sublevacion de la mano de su esposo, Acacio. Así, entre combates de espadas y tremendo gore en pantalla, Gladiador 2 navega en la intrascendencia y la exageración (incluye una secuencia del Coliseo infestado de tiburones). Amén, la actuación de Mescal es gris, sin expresión, siendo devorado por sus compañeros de escena, en especial Denzel Washington, quien da vida a un traficante de esclavos un tanto intrigoso.