El WRC ya pone a vibrar a todo Guanajuato

Llega ese momento del año en el que el Campeonato del Mundo de Rallyes de la FIA parece pasar por alto la primavera e ir directamente del frío invernal al calor abrasador del verano.

Han pasado tres años desde que el WRC estuvo en León, pero mientras la pandemia global paralizaba el mundo, los organizadores de la prueba norteamericana del campeonato han estado más ocupados que nunca. El parque de asistencia ha sufrido una importante remodelación, y la zona original se ha convertido en un pueblo de rallyes con muelles cubiertos para los equipos y algunas de las mejores instalaciones de la temporada para los aficionados, con restaurantes y bares en la periferia de la acción.

Por supuesto, hay cosas que no necesitan arreglo. El jueves por la noche en Guanajuato es el mejor ejemplo. El inicio ceremonial de la tercera prueba y la apertura, a veces, del tramo subterráneo es uno de los momentos más destacados del año. El ambiente es extraordinario y la manera perfecta de dar comienzo a una de las aventuras absolutas de la temporada.

Y, a lo largo de la semana de rallye, el WRC será precisamente eso, una gran aventura. Las carreteras serpentean entre cactus a 2.700 metros de altitud (más que en cualquier otro punto del resto del año), vigiladas por pueblos enteros que ponen felizmente su mundo en pausa mientras los pilotos más rápidos del mundo pasan volando.

León, como ciudad, ha crecido enormemente desde que Markko Märtin ganara aquella prueba inaugural en 2004, pero en el fondo, el lugar sigue siendo el mismo. Sigue siendo la capital mexicana de la fabricación de calzado y el único lugar del año en el que el ganador recibirá el par de botas vaqueras más chulas y valiosas de la historia.