‘El Taller de Gráfica Popular’, entrevista con Humberto Musacchio
Fondo de Cultura Económica
El Taller de Gráfica Popular fue fundado en 1937 por un grupo de artistas plásticos que buscaban hacer llegar el arte a los obreros y campesinos y vincularse a sus luchas sociales. Allí se crearon carteles, volantes, mantas para las manifestaciones callejeras, telones para los mítines, periódicos con las tradicionales calaveras del Día de Muertos y hasta la decoración de carros alegóricos para los desfiles obreros y antifascistas. Esta obra muestra, con profusas ilustraciones, la historia de este centro de creación artística.
¿Reeditar “El Taller de Gráfica Popular”, es llegar a nuevos públicos?
Humberto Musacchio: “El Taller de Gráfica Popular es una institución que tuvo sus momentos de mayor brillo en los años 40 y 50, fue creada en 1937, cuando todavía existía la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), los grabadores se encargaban de la propaganda de los artistas revolucionarios, y se decidió integrar el taller para darle más consistencia a este trabajo, porque también hacían trabajos sobre pedido, mantas, carteles, volantes, en fin, y trataron de funcionar como empresa para darle de comer a los artistas, no siempre funcionó bien, pero esa era la idea”.
¿Estos trabajos artísticos tuvieron un papel político?
HM: “La LEAR es un organismo de los años 30, por donde pasó casi toda la intelectualidad mexicana, y lógicamente los grabadores eran de expresión visual, no sé hasta dónde esto fue captado por la sociedad, pero si los carteles que hacían respondían a intereses populares, pues seguramente respondían el interés de la gente”.
¿El cartón político es una sátira?
HM: “Desde que nació la caricatura, su fin fue ironizar sobre realidades desagradables; en el libro están todos los grabadores importantes que pasaron por el taller; los artistas contemporáneos ya no comparten la visión estética del taller de gráfica, lo interesante de esto es que, cada vez que hay un movimiento social, vuelve a cobrar relevancia la estética del taller, por ejemplo, el símbolo del movimiento del 68 es el grabado de un personaje que está amordazado con una cadena y un candado, ese es un grabado de Mexiac, de 1954, y en 68 lo adoptamos como símbolo de lucha del movimiento”.
¿Hay corrientes nuevas de los talleres gráficos, trabajos a contra corriente?
HM: “Tengo mucho respeto por la caricatura mexicana, grandísimos personajes, hay muerto muchos de primera línea, pero se mantienen otros, el Fisgón, Hernández, de La Jornada, son grandes caricaturistas; Palomo, de Excélsior”.
¿Qué está escribiendo ahora usted?
HM: “Estoy trabajando varios libros, simultáneamente, uno sobre la presencia en México de la Bauhaus, una escuela de arquitectura y diseño que duró de 1919 a 1973, cuando lo cerraron los nazis”.