Un completo desconocido, proceso artístico en pantalla
La biopic sobre el cantautor Bob Dylan, Un completo desconocido, estrena este fin de semana bajo la dirección del nominado al Oscar 2025, James Mangold, y los protagónicos de Timothee Chalamet, Mónica Barbaro y Edward Norton, también seleccionados para obtener la estatuilla dorada.
El filme presenta al icónico artista, encarnado por Chalamet, que ha abarcado diversos géneros musicales desde los inicios de su carrera en los sesenta, comenzando por el folke para moverse hacia un sonido rockerón, cambio artístico estupendamente representado en la trama, al igual que sus polémicos romances, incluido el que tuvo con su colega, Joan Baez (Barbaro).
Destaca también el desarrollo del personaje de Dylan, mostrándolo como un individuo egocéntrico, entregado a su labor artística por encima de cualquier persona, concepto o idea.
Sin embargo, la película falla en cuanto a la complejidad del genio musical, tornándolo en un ente frío y calculador, que debido a su compromiso artístico resultaba poco empático con sus más allegados, impidiendo así una mayor riqueza histriónica, ya que por momentos pareciera que el elenco carece de química entre sí, tal vez por la odiosa necesidad de presentar un producto límpido, sobre la imagen íntima y pública de Dylan, convirtiendo esta biopic en un esquema de fórmula, insípido y excesivamente sobrio, que si bien ha logrado varias nominaciones en temporada de premios, no consigue convencer del todo, amén que contiene demasiadas canciones, las cuales Chalamet hace sonar vacuas sin la entrega que Dylan dejaba en cada entonación.