Arranca al cine con El club de los vándalos
El club de los vándalos estrena también, dirigida por Jeff Nichols, con un elenco estelar que incluye a Austin Butler, Tom Hardy, Michael Shannon y Jodie Comer, en torno a un grupo de motociclistas de la década de los sesenta, quienes se convirtieron en símbolo de su localidad, sin embargo, conforme el tiempo avanza, esta banda torna el romanticismo que implica la velocidad como metáfora de la libertad a un rumbo oscuro, sin retorno. A la par, el filme exhibe como este movimiento se convirtió en un arma peligrosa para la sociedad americana, aunque, según el realizador, tarde o temprano lo políticamente correcto se impone a los intentos insurrectos.
La cinta es un tanto lenta, valga la ironía, sin una trama que dignifique la tradición hollywoodense sobre este tipo de historias, como Easy rider o Harley Davidson y Marlboro Man, moviéndose de una anécdota a otra sin tener el liderazgo de un personaje central, ya que este honor recae en los histriones ya mencionados.
La narrativa es confusa, pretende guiarse por una serie de entrevistas al personaje de Comer (Kathy), sin embargo, en varias secuencias el punto de vista de ella se complementa con la óptica del rol de Hardy (Johnny), lo que representa un yerro en la dirección de Nichols por la sencilla razón de que Kathy, siendo la entrevistada, debería ser la guía de esta ficción sin otra perspectiva más que la suya, ya que ¿cómo rayos en su discurso puede narrar lo que otro (Johnny) veía o vivió?
Igualmente, las interpretaciones de los protagónicos son demasiado simples, Butler parece haberse quedado en el rol de Elvis, mientras que Comer recurre a un acento extraño que le quita profundidad a su personaje. De Hardy ni hablar, se quedó en su etapa de Eddie Brock en Venom, exhibiendo que sus dotes actorales cada vez más van en detrimento.