«Viejos», ¿regresa M. Night Shyamalan a las andadas?

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Por Martín López González

Cuando a finales de los noventa se estrenó la cinta, “El Sexto Sentido” (1999), el director, M. Night Shyamalan, se convirtió en un cineasta al cual seguir la pista gracias a su prometedora carrera y a su maravilloso porvenir. Sin embargo, con el paso del tiempo, aquel icónico plot twist de su tercer largometraje que trascendió el tiempo, se volvió la cumbre de una filmografía que iba en decadencia.

 

Es cierto que después de lo que significó la segunda cinta más taquillera del año 1999, M Night Shyamalan tuvo otros interesantes filmes como lo fueron “El Protegido” (2000) y “Señales” (2002), películas que si bien no alcanzaron la fama mundial, sí consiguieron volverse cintas de nicho, y formaron un séquito de fans fieles al trabajo del cineasta. Estos mismos fueron los que permitieron que largometrajes como “Los Huéspedes” (2015), “Fragmentado” (2017) y más recientemente “Glass” (2019), le dieran un segundo aire a la carrera del director,

 

Sin embargo, estos altibajos no le han permitido consolidar su carrera, convirtiendo la experiencia de ver una de sus películas en un juego de azar. Y es que justamente esto es “Viejos”, largometraje que sigue a “Guy” (Gael García Bernal) y a su familia, quienes deciden tomar unas vacaciones en un hotel de ensueño que encontraron en internet.

 

Todo parece ser maravilloso y perfecto, especialmente tras el peculiar encuentro que tiene la familia con un miembro del hotel, quien los invita a una experiencia única en una playa privada, para la cual sólo contadas personas son seleccionadas. Así es como ésta, junto con otras dos familias más, es llevadas a un paradisíaco lugar que a costa de su magnífica vista, esconde una peculiaridad aterradora que los hace envejecer de manera acelerada.

 

Shyamalan nos entrega una cinta agitada y con un ritmo acelerado que no solamente planta desde los primeros minutos la sensación de que algo no está bien, sino que apenas nuestros protagonistas pisan la playa, el ritmo de la cinta se vuelve progresivo, convirtiéndose en un frenético viaje cinematográfico que deja poco espacio para asimilar lo que está sucediendo en pantalla, hecho que orilla al espectador a involucrarse rápidamente con la cinta, a la vez que busca una respuesta.

 

Con tantas cosas sucediendo por minutos, resulta fácil enredar al público para ponerlo a merced del cineasta, quien una vez preparado el terreno, comienza a hacer de las suyas, jugando con la perspectiva del tiempo y dándole vida a la playa, que al ser el centro magnético de la trama, se vuelve un personaje más, lo que resulta interesante si se relacionan ciertos aspectos de la película con el cine slasher, sustituyendo al asesino de características sobrehumanas, por la playa en sí.

 

Y es que contrario a lo que muchos creen, el slasher no murió a penas termino la década de los ochenta, sino que por el contrario evolucionó a medida que la industria lo requería, perdiendo algunos aspectos a cambio de ganar otros tantos, por ello resultan interesantes los tintes que se pueden encontrar de aquel famoso subgénero de terror dentro de la película. A pesar de esto, el filme sigue la línea de lo que algunos llaman “La Nueva Ola de Cine de Terror”, cuya característica principal es la de tomar problemáticas sociales o miedos reales con los que la gente normal debe lidiar.

 

El miedo a la vejez es algo que con el paso del tiempo cobra más fuerza en nosotros como individuos, y este filme es una clara representación de ello, ya que al ver la vida y el tiempo desvanecerse en nuestras manos, es inevitable reflexionar acerca de nuestra estancia en el plano terrenal.

 

Sin embargo, todo lo contenido a lo largo del filme se viene abajo durante los minutos finales, al entregar una resolución absurda ante la interrogante principal: ¿Cómo salir de la playa? Porque lejos de ser un desenlace satisfactorio o una revelación inesperada, resulta una respuesta absurda sacada de la manga.

 

A pesar de todo, el viaje que “Viejos” representa, es interesante en gran medida gracias a la manera en que se desenvuelve la trama, brindando momentos llenos de tensión y mucho caos, que de no ser por aquel irremediable desenlace, nos habría entregado un final más memorable.

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