Los Fabulosos Cadillacs en plan de leyendas

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Lo de Los Fabulosos Cadillacs en el Palacio de los Deportes debe ser sin duda uno de los mejores conciertos del año por la gran calidad de músicos que distingue a la banda, por aquellas canciones entrañables y por el increíble sonido que lograron.

18000 almas abarrotaron el domo de cobre que se convirtió en un auténtico planeta de fiesta, de canto, de felicidad y nostalgia pues entre el público se pudieron ver personas de distintas generaciones.

Cerca de las 21:00 horas se apagaron las luces y El León del Ritmo se hizo presente para entonar las primeras notas de la noche correspondientes a Bares y fondas, Mi novia se cayó en un pozo ciego y Carmela que rápidamente elevaron los ánimos hasta lo más alto.

Fue impresionante lo rápido que el público conectó con los Cadillacs y que todo el concierto se mantuvo el estruendo a tope y cada vez subiendo más con canciones como Estoy harto de verte con otros, Manuel Santillan, el León, y Demasiada Presión.

Las expectativas sobre una banda como Los Fabulosos Cadillacs siempre son grandes y cada uno de sus músicos hicieron que cada canción revisara por mucho lo esperado y lo entregaron todo en Calaveras y diablitos, Muy muy temprano, No. 2 en tu lista y Revolution Rock.

Un momento sublime se dió con la llegada de Siguiendo la luna y una de esas rolas que cuando están en el setlist se agradece y se disfruta mucho como lo fue Gitana.

El resto del concierto pareció una sana competencia por superar lo vivido con cada canción pues siguieron Carnaval toda la vida, la potencia de Mal bicho y el estruendo imparable de Matador.

Para el encore se hizo presente esa canción que no debes dudar en dedicarle a un hijo pues Vos sabés es perfecta en ese sentido, enseguida llegó un buen fragmento de un exquisito deleite al oído con Hoy lloré canción y la épica Silencio hospital.

La gozadera era tanta que el concierto pudo haber sido eterno pero como es bien sabido todo lo que empieza tiene que acabar y el cierre fue espectacular con Vasos vacíos siempre con la complicidad del público para entonar las líneas de aquella grandiosa colaboración con Celia Cruz y la infaltable El satánico Dr. Cadillac que parecía sería la última canción de la noche.

Sin embargo faltaba el mayor coro de la velada con Yo no me sentaría en tu mesa y un momento único con Flavio en la voz, Vicentico en el bajo y miles de personas desgarrando la garganta y haciendo del concierto algo verdaderamente inolvidable.

 

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